Son las que debe adoptar el oficial de policía Frank Connor (Andy Garcia) cuando descubre que el único posible donante en el mundo mundial para que pueda desarrollarse la peligrosa operación de transplante de médula ósea de su hijo Matthew (Joseph Cross), enfermo de leucemia, es el frío y peligroso asesino sanguinario encarcelado Peter McCabe (Michael Keaton) al que debe convencer para que ceda a la donación quien una vez trasladado al hospital aprovecha la oportunidad para escapar. Connor deberá protegerlo de la policia para que en el intento de captura no lo mate y su pequeño siga con posibilidades de sanar. Rollazo de carácter plúmbeo esta inverosímil película dirigida por Barbet Schroeder en la que es difícil soportar a Andy García con la misma cara de pseudoseductor en todas las escenas. Aceptable Michael Keaton en un papel difícil de sostener, de despiadado y cruel homicida, menos al final que ve un poquito de luz en su interior para compartir con generosidad su médula con Matthew, prematuro actor que es quien interpreta mejor de los tres.
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